Una boda en verano con muchos invitados de fuera de Almería. Los novios querían algo junto al mar y, tras buscarles diferentes opciones, se decidieron por esta espectacular discoteca a la orilla del mar. El marco era incomparable, pero el trabajo consistió en hacer que no pareciera una sala de conciertos. Luis y Toñi, de nuestra floristería de confianza, volvieron a hacer un trabajo impecable. Se jugó con los azules mediterráneos y los blancos…fue todo un acierto.
Se trabajó en un concepto de boda en movimiento, y se montaron mesas bajas, zonas chill out con cómodos sofás, mesas de apoyo con taburetes blancos y una iluminación indirecta. La cocina era en vivo con diferentes islas de trabajo.
Tras la cena hubo un concierto de rock y recena. Una boda con sabor.