El sitio elegido para la celebración de la boda de Paula y Kike tenía un encanto especial, por su magnífica ubicación y porque allí se habían casado los padres de la novia.
El lugar nos inspiró inmediatamente, esos techos de madera con ventiladores emanaban un encanto colonial que nos cautivó. A partir de ahí desarrollamos todo el material en tonos tostados y café. Teniendo muy presente el film Memorias de África, disfrutamos creando rincones evocadores: un coqueto tocador, un espacio para colgar tocados, un precioso distribuidor de mesas, un rincón de los deseos para colgar fotos…
Las mesas iban nombradas con países africanos y decorados con bajoplatos de rattan y cajas con margaritas. Instalamos mosquiteras, espejos, jaulas colgadas del techo y una precioso escenario decorado a modo de salón en el disfrutamos de un monólogo a los postres. Había mesas dulces con infinidad de tartas, mesas de mojitos, barras de ginebras.
Para el cóctel y la recena utilizamos un espacio junto a la playa privada con un sabor mucho más marinero, con rincón de cervezas del mundo, mesa de sushi, plancha de huevos con sobrasada y precioso bar con zona chill out. Hubo un dúo de piano y violín interpretando bandas sonoras de películas, un grupo de música ochentera durante la barra libre, flamenco durante la recena y dj hasta la madrugada.
Las invitadas aguantaron con unas preciosas bailarinas en tono cobrizo que regalaron los novios.